Si hablamos del Amor de Dios, hablamos de un amor paciente, que nunca abandona, un amor que no importando tus errores, siempre te abrigará y te dará una nueva oportunidad si tú así lo pides con el alma y el corazón, hablar del amor de Dios es hablar de un amor que no se cansa y un amor que es posible alcanzar con algo de sinceridad de tu ser. No importa lo que estés pasando, acércate a Dios y verás que lo encontrarás fácilmente. Su amor quita todo temor.
- Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16.
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